Mi abuela tiene Alzheimer (grado 2). Cada día se levanta a medianoche y se viste pensando que es de día. Además, desde hace un tiempo se piensa que tiene niños pequeños a su cargo y se levanta a buscarlos por casa desesperadamente, o nos pregunta cada momento que dónde están. Incluso llora pensando que se le han perdido o que los padres no se los han traído. También cree que sus hijos, ya independizados, están durmiendo en su casa e incluso les prepara la cama o les pone la mesa. Por otra parte, alguna de las noches se levanta con miedo pensando que está en otra casa en el campo, fuera de su ciudad, y hace hasta las maletas creyendo que tiene que irse. No sabemos ya qué hacer. El psiquiatra le mandó quetiapina para las alucinaciones, pero parece que ya no le hace efecto.
Los síntomas que describe forman parte de los trastornos psicológicos y de conducta asociados a la enfermedad de Alzheimer y, como usted está viviendo, provocan un alto grado de ansiedad e impotencia en la familia cuidadora. Además, si como usted señala, su abuela está en una segunda fase moderada del proceso de deterioro, es justamente la fase donde existen más síntomas de este tipo. La confusión de su abuela con la realidad actual y hechos del pasado tiene su explicación en la pérdida de memoria biográfica que le traslada a otras épocas incluso convenciéndose de que ella misma tiene menos años con todo lo que implica en dificultades de reconocimiento, por ejemplo.
En principio, el manejo de los síntomas psicóticos, como las alucinaciones por ejemplo, se realiza con terapia farmacológica entre la que se encuentra la quetiapina como uno de los medicamentos más sugeridos. No obstante, dada la situación, sería adecuado que se lo comentara a su médico quien puede revisar la dosis o cambiar por otro antipsicótico que tenga mejores resultados en el caso de su abuela.
En términos no farmacológicos, se sugiere procurar distraer a la persona enferma en estas situaciones y llamar su atención con actividades u objetos que pudiesen motivarle. También es positivo dar respuestas neutras que no la confundan más y por supuesto, salvo que le provoquen mucha ansiedad, no negar su realidad pues eso la puede llevar a mayor confusión.
Es evidente que esta no es una fase fácil, implica mucha paciencia y tolerancia de parte de la familia, como también el uso de la creatividad y la adaptación en el manejo de situaciones que pueden llegar a ser muy estresantes.
Rosa Mª Brescané
Representante de CEAFA. Comité Científico kNOW Alzheimer