La enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer (EA) es una enfermedad neurológica encuadrada en el grupo de las neurodegenerativas (son las que producen degeneración de las células esenciales del sistema nervioso, las neuronas). Es la enfermedad que más frecuentemente causa demencia senil (pérdida de facultades mentales en el anciano). Este hecho ha propiciado que se iguale demencia senil a EA y viceversa.
Alzheimer y edad
La enfermedad de Alzheimer tiene un pico de aparición (incidencia) creciente a partir de los 70 años de edad. Es relativamente rara por debajo de los 65 años, aunque hay casos descritos con inicio, excepcionalmente atípico, en la juventud. El hecho de que afecte más a ancianos ha igualado erróneamente envejecimiento a enfermedad de Alzheimer. No todos los ancianos sufren Alzheimer, ni la enfermedad de Alzheimer ocurre solamente en ancianos. El hecho de que haya enfermedades con una diana etaria preferencial no es algo raro: hay enfermedades que solamente ocurren en la edad infantil, algunas que ocurren con la madurez, etc.
Degeneración neuronal en el Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer produce una degeneración neuronal que afecta principalmente a neuronas altamente especializadas encargadas de realizar las funciones que más nos caracterizan como seres humanos. De hecho, la enfermedad de Alzheimer como tal parece propia de los seres humanos. Se han descrito cambios conductuales en animales de compañía ancianos, pero las alteraciones en sus cerebros no son parecidas a las de la enfermedad de Alzheimer. Hay que tener en cuenta que los humanos somos los mamíferos terrestres con la mayor longevidad media.
Incidencia del Alzheimer en España
La enfermedad de Alzheimer afecta a más de medio millón de personas en nuestro país y es una de las causas mayores de discapacidad. Afecta al núcleo familiar y es causa de afecciones en las personas que los atienden. Plantea también muchos dilemas morales que atañen a la capacidad de decidir, el manejo al final de la vida y la distribución de recursos a la población anciana pensionista. Así que, a la complejidad médica se añade la complejidad familiar, social y, en definitiva, política que esta enfermedad tiene.