Tengo a mi padre con enfermedad de Alzheimer desde hace muchos años y en invierno se lo pasa muy mal por los catarros. Me da miedo de que pueda tener problemas graves por estas infecciones que padece muy a menudo. ¿Deberíamos darle antibióticos para evitarlas?
Las infecciones habituales, como la bronconeumonía o las del tracto urinario, son muy frecuentes en la población anciana en general y, por tanto, en pacientes con demencia avanzada. Es sabido que en invierno aumentan considerablemente estas infecciones, que a veces pueden causar incluso la muerte en estas personas.
De todas formas, cuando el paciente anciano con demencia padece un catarro suele ser un episodio que en general reviste poca gravedad y que no tiene un tratamiento específico, y mucho menos con antibióticos. Tan solo con cuidados y algún antitérmico-analgésico suele evolucionar bien en 7-14 días y no dejar prácticamente ninguna secuela.
Pero otras veces las infecciones aparecen de forma recurrente en los últimos años de la vida de las personas con demencia y requieren, por tanto, un tratamiento adecuado y diligente. La forma de administración de un antibiótico (cuando es preciso administrarlo) depende de la gravedad del cuadro patológico y del estado de esta persona. En pacientes con mucho deterioro son preferibles las formas orales sobre las parenterales (inyectables), de administración más traumática, dolorosa y expuesta a complicaciones.
En situaciones de deterioro avanzado con infecciones respiratorias de repetición es frecuente el error de tratar todas las infecciones que se van sucediendo una tras otra. Está comprobado que se beneficia al paciente pensando muy detenidamente cuándo tenemos que tratar y con un antibiótico y cuándo no, y prescribiendo un antibiótico siempre para mejorar la calidad de vida, aliviar síntomas y sufrimiento, pero nunca por rutina asistencial, pues aumentaremos las resistencias a los antibióticos y produciremos efectos adversos por su uso, como puede ser la proliferación de otros microorganismos como los hongos.
La mejor medida es prevenir las infecciones respiratorias del invierno vacunando siempre a estas personas frente a la gripe y al neumococo, que es el causante de la mayoría de neumonías, pero no usar de forma irracional los antibióticos.