El cerebro necesita nutrientes continuamente para evitar el deterioro, funcionar correctamente y mantener su estructura. Glucosa, ácidos grasos insaturados, vitaminas del grupo B, vitaminas antioxidantes (C, E, betacaroteno), fosfolípidos… juegan un papel importante en la nutrición durante el envejecimiento. Estos nutrientes son elementos clave para mantener las transmisiones neuronales o sinapsis, y es precisamente el fallo sináptico, o pérdida de sinapsis, uno de los marcadores distintivos de la enfermedad de Alzheimer (EA).
Nutrición y deterioro cognitivo
Cuando aparece un deterioro cognitivo, demencia o EA ¿deben utilizarse suplementos con determinados nutrientes como ácidos grasos omega-3, aminoácidos, fosfolípidos, vitaminas, folatos, minerales, flavonoides, terpenoides…? La suplementación sistemática durante el envejecimiento, ¿podría prevenir la aparición de deterioro cognitivo asociado a la edad? ¿Deben utilizarse solamente cuando exista un déficit de los mismos?
Suplementos nutricionales con Omega-3
La suplementación con ácidos grasos omega-3 (ácido docosahexaenoico –DHA- principalmente) ha sido la más utilizada hasta ahora y, sin embargo, las investigaciones llevadas a cabo hasta hoy en día sobre los efectos positivos que ejerce la suplementación sistemática de estos nutrientes sobre el envejecimiento, deterioro cognitivo o EA no son concluyentes, aunque también es verdad que revisiones recientes de todos los estudios llevados a cabo muestran que podría ser beneficiosa en fases de EA leve-moderada y en el deterioro cognitivo asociado a la edad. Además, para que el DHA se considere que contribuye a mantener el funcionamiento normal del cerebro debe ingerirse diariamente en cantidades de 250 mg.
Suplementos nutricionales con Vitaminas
Respecto a las vitaminas liposolubles A, D y E, se sabe que las personas con deterioro cognitivo o EA tienen menores niveles de estas vitaminas, y que además están relacionadas con la función cognitiva, por lo que la ingesta adicional podría ser beneficiosa en aquellos pacientes que tengan déficit vitamínico de las mismas. En concreto, hay un estudio de calidad moderada que apunta que la vitamina E podría enlentecer el desarrollo del deterioro cognitivo en la EA sin que aumenten los efectos adversos o la mortalidad.
En cuanto a los folatos y vitaminas B6 y B12, se sabe que su déficit está relacionado con una peor función cognitiva y demencia en ancianos. La suplementación de ácido fólico y vitamina B12 a largo plazo parece mejorar la función cognitiva de personas sanas con edad avanzada e hiperhomocisteinemia, situación asociada al deterioro cognitivo mediante neurotoxicidad.
Suplementos nutricionales con Probióticos
Más recientemente se han empezado a utilizar probióticos en la enfermedad de Alzheimer, aunque no existan todavía estudios que consideren el papel beneficioso de estos microrganismos en las patologías neurodegenerativas. Hasta el momento, solo un estudio de 12 semanas de duración ha mostrado una ligera mejoría en la puntuación del Mini-Mental State Examination (MMSE) después de suplementar la ingesta de leche con Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus casei, Bifidobacterium bifidum, y Lactobacillus fermentum.
Precauciones con los complementos nutricionales
Para ayudar a los pacientes disponemos de distintos productos que han sido catalogados como complementos nutricionales, aunque estén avalados con ensayos clínicos y en muchos casos sean realmente “alimento-medicamento”. Estos productos no deben ser consumidos para evitar una demencia a juicio del consumidor, sino que la ingesta de los mismos debe hacerse siempre bajo el control o consejo de un profesional sanitario, y además es conveniente que sean adquiridos a través de una farmacia comunitaria que ofrezca asesoramiento.
Si existe una prescripción médica de cualquiera de estos tipos de complementos nutricionales, el farmacéutico comunitario informa al paciente sobre la correcta posología, efectos adversos, interacciones con otros medicamentos o contraindicaciones que puedan tener estos productos, así como sobre el modo de empleo y la duración de tratamiento.
Cuando no existe una prescripción médica, pero sí hay un diagnóstico de deterioro cognitivo, demencia o EA, el farmacéutico comunitario, aplicando sus conocimientos sobre la enfermedad y estos productos nutricionales, y después de evaluar la situación del paciente (medicamentos que toma para la enfermedad, otras enfermedades, otros medicamentos, alergias, intolerancias…), puede indicar aquel que crea más conveniente o bien derivará al médico para que éste evalúe la situación y realice una prescripción si es necesaria.
Y todo ello, sin olvidar que los consejos nutricionales sobre una dieta sana deben ser la primera recomendación, aunque no debe dilatarse en el tiempo la suplementación nutricional cuando sea necesaria.

Ana Molinero Crespo

Últimas entradas deAna Molinero Crespo (ver todo)
- Tipos de L-Serina - 30 enero, 2020
- ¿Qué productos podemos utilizar en el cuidado diario de enfermos de Alzheimer? - 16 octubre, 2019
- Consejos útiles para realizar el aseo personal en pacientes con enfermedad de Alzheimer - 8 enero, 2019