Que similitud hay entre estas enfermedades: Alzheimer y Leucoaraiosis.
Características de la enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno progresivo que hace que las células del cerebro degeneren y mueran. Es la causa más frecuente de demencia, y ocasiona una disminución continua de las habilidades de pensamiento, comportamiento y sociales que altera la capacidad de una persona para funcionar de manera independiente. La pérdida de la memoria es el síntoma clave de la enfermedad de Alzheimer. Uno de los signos precoces de la enfermedad suele ser la dificultad para recordar eventos o conversaciones recientes. A medida que la enfermedad avanza, las alteraciones de la memoria empeoran y se manifiestan otros síntomas. Las causas exactas de la enfermedad de Alzheimer no se conocen por completo, pero en esencia hay problemas con determinadas proteínas- betaamiloide y tau -que no funcionan normalmente, interrumpen el trabajo de las células cerebrales (neuronas) y desencadenan una serie de eventos tóxicos. Las neuronas se dañan, pierden conexiones entre sí y, con el tiempo, mueren. El daño comienza con mayor frecuencia en la región del cerebro que controla la memoria (las áreas temporales) pero el proceso comienza años antes de que aparezcan los primeros síntomas. Con el progreso de la enfermedad se afectan también otras áreas de la corteza cerebral. En la última etapa de la enfermedad, el cerebro se ha reducido significativamente. En las pruebas de neuroimagen estructural (TAC y RMN) y funcional cerebrales, se puede observar atrofia en regiones temporales y con el tiempo afectación de otras áreas de la corteza cerebral.
¿Qué es la leucoaraiosis?
Por lo que respecta a la leucoaraiosis no es un concepto clínico, sino que es un término radiológico, que a continuación describimos, y que puede aparecer en personas de edad, sin o con deterioro cognitivo asociado. Se puede asociar a distintas enfermedades, entre ellas la enfermedad de Alzheimer.
La palabra leucoaraiosis deriva del griego leuko (blanco) y araios (enrarecimiento o rarefacción), y fue empleada por primera vez por Hachinski en 1987 para describir una alteración en las imágenes de tomografía computarizada cerebral (TAC cerebral) consistente en cambios en la sustancia blanca visualizados como hipodensidades en las regiones periventriculares y subcorticales. El término leucoaraiosis se utiliza para describir un hallazgo radiológico que consiste en la pérdida difusa de densidad en varias regiones de la sustancia blanca cerebral, en áreas próximas a los ventrículos cerebrales y subcorticales (profundas) Se trata pues de un término de neuroimagen descriptivo que se asocia a diferentes situaciones clínicas y patológicas, entre ellas, al deterioro cognitivo. No es un diagnóstico clínico, sino un hallazgo radiológico que se detecta mediante imágenes obtenidas con pruebas como la resonancia magnética nuclear (RMN) y la tomografía axial computarizada (TAC) cerebrales.
Puede aparecer en diferentes procesos, entre ellos en la enfermedad de Alzheimer, aunque es frecuente que se observe en personas de edad avanzada. Puede detectarse según los estudios en un 30-92% en mayores de 60 años, en el 41-100% de pacientes diagnosticados de demencia vascular, y en un 19-78% de pacientes con enfermedad de Alzheimer, además de en otros procesos.
Se han utilizado escalas cualitativas como la de Fazekas para determinar el grado de leucoaraiosis:
• Grado 0 ausencia de lesión.
• Grado 1 lesiones focales.
• Grado 2 lesiones confluentes iniciales.
• Grado 3 cuando las lesiones difusas son muy extensas
Se han descrito diferentes factores que pueden influir en la aparición de leucoaraiosis, los más importantes son la edad avanzada y la existencia de factores de riesgo vasculares (hipertensión, diabetes, obesidad, tabaquismo y aterosclerosis…). Estos factores se asocian con alteraciones en la microcirculación cerebral. Los cambios de probable naturaleza isquémica originados por hipoperfusión a nivel de territorios arteriales distales profundos y arteriolares pudieran tener un papel importante en su patogénesis.
Esperando haberle sido de utilidad, reciba un cordial saludo.

Rosa María Rodríguez Fernández

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