Hipertensión arterial y deterioro cognitivo
“Sabemos desde hace tiempo que la presión arterial alta es mala para el corazón, pero ahora estamos descubriendo que también es mala para el cerebro”. Así anunció James Hendrix, presidente de iniciativas científicas globales de la Asociación de Alzheimer, los resultados del estudio SPRINT MIND el pasado 25 de julio en la Conferencia Internacional de Alzheimer.
El SPRINT MIND es parte de un estudio mayor, SPRINT (Systolic Blood Pressure Intervention Trial), que comenzó en 2010 y que acabó dos años antes de lo previsto, en 2015, debido a la evidencia abrumadora de los beneficios de reducir la presión arterial.
Se sabe que la presión arterial alta puede dañar los vasos sanguíneos y se ha relacionado desde hace tiempo con mayor riesgo de deterioro cognitivo. Este ensayo arroja nueva luz sobre esta relación de la presión arterial con la demencia.
Para llevar a cabo el estudio se comparó un grupo de pacientes con presión sistólica menor de 120 mmHg frente a un grupo con 140 mmHg. El grupo con un control intensivo de la presión (<120 mmHg) mostró un 19% menos de incidencia de deterioro cognitivo leve, el precursor de la demencia. Por otro lado, también se observó una disminución en el aumento de las lesiones de la materia blanca, es decir, aunque ambos grupos mostraron un aumento del daño cerebral, éste fue menor en el grupo con menor presión arterial.
Estos resultados preliminares apoyan la hipótesis que ya mantenían los expertos, que sostiene que todo aquello que se haga para prevenir las enfermedades cardiovasculares podría tener beneficios secundarios en la prevención de la demencia y el deterioro cognitivo, ya que muchos de los mecanismos y factores de riesgo son comunes a las enfermedades del corazón y del cerebro.
Por el momento, la enfermedad de Alzheimer no tiene cura, por lo que es esencial actuar sobre su prevención con todos los mecanismos a nuestro alcance. Como explicó el doctor Jeff Williamson, investigador encargado de presentar los resultados, “en algunos aspectos, es más importante prevenir el deterioro cognitivo leve que la demencia. Es como prevenir el colesterol alto antes que prevenir un ataque al corazón”.
Pero reducir la presión arterial no solo tiene efectos en la memoria y el cerebro, sino también, como era de esperar, en la salud cardiovascular. De nuevo, el grupo con menor presión mostró mayores beneficios, como una disminución del 33% en eventos cardiovasculares y una mortalidad menor (25% menos).
La clave reside en llevar un estilo de vida saludable, ya que la presión arterial alta, la obesidad, la diabetes y las dislipemias a mediados de la vida se asocian con enfermedades cardiovasculares y mayor riesgo de demencia y deterioro cognitivo. Al contrario, adoptar comportamientos saludables como no fumar, hacer ejercicio moderado y llevar una dieta rica en frutas, verduras y pescado se ha asociado con menor riesgo de demencia.
Las conclusiones finales del estudio se esperan a finales de año, pero lo que sí se conoce de momento es que la disminución de la presión arterial por debajo de 120 mmHg conlleva unos beneficios que superan con creces los riesgos.
¿Qué podemos hacer para reducir la presión arterial?
Las guías europeas actuales de hipertensión consideran una presión óptima aquella que está por debajo de 120 mmHg, e hipertensión de grado 1 cuando está por encima de 140 mmHg, y se recomienda realizar medidas periódicas en adultos.
Algunas personas pueden mantener una presión arterial adecuada solamente adoptando hábitos de vida saludable, que podríamos resumir en: ejercicio físico regular adecuado a las capacidades de cada uno, dieta equilibrada y rica en frutas y verdura, reducción del consumo de sal y alcohol y no fumar. Sin embargo, en otras personas todas estas medidas no son suficientes y es necesario el tratamiento farmacológico, que debe valorar y prescribir un médico.
En cualquier caso, muchos de estos hábitos se han relacionado también con menor riesgo de deterioro cognitivo, como por ejemplo realizar una actividad física regular. En suma, todos los sistemas de nuestro organismo se encuentran relacionados entre sí, y manteniendo una presión arterial adecuada no sólo estaremos ayudando a mantener una buena salud cardiovascular, sino que podríamos estar favoreciendo que nuestra mente se mantenga ágil.

Ana Molinero Crespo

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