¿Qué hacer cuando un familiar con Alzheimer quiere continuar conduciendo? Hemos intentado quitarle las llaves, pero se enfada muchísimo.
La conducción de un automóvil es una tarea altamente compleja y requiere de múltiples capacidades intelectuales y visuoespaciales, de toma de decisiones, memoria y reacciones rápidas. Lo ideal es suspender la autorización de conducir lo antes posible. Para tratar de tomar esta decisión con total seguridad, pregúntese lo siguiente sobre el paciente: ¿Sigue correctamente las señales del tránsito? ¿Conduce a velocidades prudentes? ¿Tiene dificultades para cambiar de carril? ¿Es prudente al adelantar? ¿Confunde los pedales? ¿Cambia las marchas sin problemas? ¿Se orienta en las calles? ¿Se pierde? ¿Cede el paso? ¿Indica con las señales adecuadas al girar? ¿Conduce de manera prudente?
Si de las respuestas se desprende que su familiar comete errores al conducir, no se le debe permitir seguir conduciendo. Una vez decidido esto, como bien señala, el tema es cómo concretar la interrupción definitiva de la conducción, y esto va a depender de la personalidad de cada persona enferma. Si es una persona complaciente, es suficiente con informarle sobre la conveniencia de suspender la conducción. Si, por el contrario, y como es su caso, la persona enferma es más obstinada, agresiva o negativista, pueden optar por dificultar la conducción, por ejemplo, provocándole un desperfecto al coche (quitarle una pieza para que no arranque, por ejemplo) o llevándolo al mecánico y que sea éste quien señale que el coche ya no puede seguir utilizándose.