Alimentación en personas con demencia
En la demencia grave el paciente suele presentar dificultad de masticación, disfagia, anorexia, rechazo de la alimentación o depresión, que dificultan una correcta nutrición e hidratación, especialmente dentro del hábito familiar. En estados avanzados de la enfermedad los pacientes son totalmente dependientes para la alimentación y presentan un elevado riesgo de atragantamiento y desnutrición.
En los pacientes ancianos, las necesidades de macronutrientes (proteínas, azúcares y grasas) pueden ser levemente inferiores (un 25% menos) que en los adultos jóvenes; sin embargo, las necesidades de minerales y vitaminas son las mismas. Teniendo en cuenta la dificultad de alimentación que conlleva la demencia en estados avanzados, es frecuente que los pacientes se desnutran y/o deshidraten.
Por ello, en esta etapa hay que priorizar la ingesta de alimentos de fácil masticación, fáciles de ingerir y altamente nutritivos. Se detalla a continuación una serie de recomendaciones a seguir:
Consejos para la nutrición con demencia
– Si el paciente no puede masticar es importante cortar la comida en trocitos pequeños o triturar los alimentos de manera que queden con textura suave y homogéneas (pasar por el chino).
– Alimentar al paciente con paciencia, amor y dentro de unos horarios rutinarios.
– Es preferible realizar varias comidas al día, unas 6, con alimentos energéticos e hiperproteicos, respetando los gustos previos del paciente. Cabe recordar que las proteínas se encuentran en la leche, los huevos, la carne, el pescado y las legumbres, y son especialmente importantes para fortalecer el tejido muscular y la piel.
– La dieta tiene que ser variada y ha de contener diariamente pan, arroz, pasta, ensaladas, hortalizas, legumbres, lácteos, frutas, carne, pescados y huevos en las siguientes proporciones:
- 2-3 raciones/día de lácteos (1 ración: 200 ml de leche, o 2 yogures, o 100 g de queso fresco).
- 5-6 raciones de hidratos de carbono al día, con cereales, frutas y verduras
- 3-4 raciones a la semana de carnes magras: 1 ración: 150 g
- 4-5 raciones de pescado a la semana
- 3 huevos a la semana
- 2-3 raciones de legumbres (1 ración: 60-80 g).
- Aceites vegetales, sobre todo aceite de oliva.
– Un ejemplo de menú de comida principal sería un alimento farináceo como pasta, arroz, legumbres, patatas o pan, más una verdura cruda o cocida además de carne, pescado o huevos, seguido de una fruta o un yogurt. Es recomendable cocinar con aceite de oliva y usar cocciones a la plancha o al vapor, con condimentos suaves y a gusto del paciente.
– Es mejor preparar purés que sopas, y añadir la proteína a los purés, que también pueden enriquecerse con queso, clara de huevo o leche. La leche es un alimento muy interesante nutricionalmente y muy útil, ya que se puede utilizar tanto en preparaciones dulces como saladas, como por ejemplo para disminuir el sabor del pescado triturado. Cuidado con las verduras, que forman hilos, y con las pieles de las legumbres, es importante pasarlas por el chino. La adición de aceite de oliva también enriquece y da más sabor a los purés.
– Las frutas pueden triturarse con yogurt o miel y la leche puede espesarse con cereales o ser sustituida por yogures, natillas o crema.
– Para valorar el estado nutricional de estos pacientes es suficiente con el control de peso, la evaluación de la ingesta alimentaria y la presencia de ulceras por presión. Una importante pérdida de peso, la no ingesta de alimentos o la presencia de úlceras nos deben hacer tomar otras estrategias, como son la administración de suplementos proteicos y/o la colocación de sondas de alimentación. El uso de suplementos nutricionales hipercalóricos e hiperproteicos tiene una buena aceptación en ancianos institucionalizados y puede ser beneficioso en pacientes desnutridos o en riesgo.
– Otro punto fundamental es la hidratación. Las necesidades de hidratación en personas mayores es de aproximadamente 8 vasos de líquidos al día, que muchas veces, por la disfagia (incapacidad de transferir el alimento de la boca al estómago), pueden ocasionar atragantamientos e infecciones pulmonares por broncoaspiración. Para ello, los líquidos se administrarán en forma de gelatinas o almibarados o con espesantes (un ejemplo es hervir un 1 litro de agua y 25 g de gelatina, y aromatizar con menta o limón; se puede guardar en la nevera como máximo 48 horas). Es preferible que el aporte de agua se realice entre comidas y evitar las cafés y refrescos.
– Es esencial cuidar la higiene bucal después de cada comida, especialmente si se usan prótesis dentales, y evitar el uso de cubiertos o vajillas que puedan causar lesiones.
Uno de los principales cuidados que podemos ofrecer a las personas que nos rodean es procurarles una correcta alimentación y nutrición. En los pacientes con demencia avanzada estos procesos pueden ser complicados y difíciles, es por ello que el establecer estrategias como las que aquí han detallado nos pueden ayudar a conseguir un correcto estado nutricional en aras a mantener su calidad de vida.

Laura Tuneu Valls

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