Mi madre esta diagnosticada de Alzheimer desde hace unos cinco años, actualmente asiste a un centro de día de 10 a 5 de la tarde. Yo estoy al cuidado de ella a partir de las 5 hasta las 9 de la noche, más o menos. Son pocas horas, pero hay días que me desbordo. Soy madre de dos menores de 3 y 2 años, y mi madre, nada más llegar a mi casa, dice que quiere irse, abre la puerta de forma repetitiva, baja las escaleras y hasta se ha ido a la calle. Tiene labilidad emocional, ecolalia, dispraxias, etc. Yo estudié Pedagogía y tengo algo de conocimientos, pero me veo sin recursos ante estos estados emocionales. Mi marido y yo hemos optado por salir todos a la calle (no siempre funciona), o que uno de los dos se la lleve de paseo en el coche, a comprar y distraerla. No sé si esto es lo adecuado. Quiero saber también cuál debe ser mi respuesta con los niños, porque notan que su abuela no está bien, que hay que estar pendiente de ella y ayudarle en muchas cosas, y también la actitud de aflicción de mi madre cuando los niños juegan y hacen ruido, lloran o gritan; ella se irrita mucho.
La conducta de su madre es completamente natural en personas con demencia y la solución de salir todos a la calle es muy práctica, pues parece que ella lo que necesita es más actividad y distracción. En estas situaciones cualquier actividad que permita serenarla y distraerla es adecuada, y más aún si implica una actividad en familia. Lo importante es posponer el mayor tiempo posible el dar medicación y tratar con intervenciones psicosociales de este tipo: ejercicio, paseos, un programa de TV que le motive, dibujar, escuchar música, jardinería, etc. (usted es quien mejor sabe sobre las actividades que a su madre le han estimulado).
También es completamente natural que usted se sienta sobrecargada, pues tanto su madre como sus hijos requieren mucha atención; es difícil que usted pueda sola con los tres y quizás, si es posible, sería positivo plantearse más apoyo.
El trato con sus hijos debe ser lo más natural posible, los niños comprenden mucho mejor la situación de lo que suponemos los adultos. Incluso, en algunas situaciones, pueden sorprender con un manejo exquisito de su abuela, pues se relacionan de un modo espontáneo y sin prejuicios ni etiquetas respecto a la enfermedad. Puede aprovechar para realizar actividades conjuntas como dibujar, pintar, ver cuentos, pasear, etc. ) el uso de mandalas es especialmente útil para ambos). Usted puede explicar a los niños que su abuela está enferma y requiere de mucho cariño y cuidado, seguro que ellos serán unos buenos ayudantes y de paso desarrollará la empatía en sus hijos.