Risperidona y Alzheimer
Mi padre tiene 82 años y está diagnosticado de Alzheimer desde hace 6 años. Además de la medicación propia de la enfermedad de Alzheimer, está tomando risperidona debido a su comportamiento. Un tratamiento prolongado con risperidona, ¿podría ser peligroso? Si su agresividad ha disminuido, ¿es aconsejable reducirla?
Me hace una muy buena pregunta porque tiene una varias respuestas, en función del tipo de paciente, así como de la tolerancia del medicamento por parte de su padre. Como usted ya sabe, la risperidona es un medicamento que pertenece al grupo de los antipsicóticos o tranquilizantes mayores de nueva generación, y que se utiliza para el tratamiento de la demencia con marcados síntomas psicóticos (delirio y alucinaciones) o alteraciones conductuales tales como agresión (arrebatos verbales y violencia física) o trastornos de la actividad (agresión). Los antipsicóticos o tranquilizantes mayores han demostrado una buena efectividad, convirtiéndose en agentes de primera línea para estos trastornos de la conducta.
Efectos secundarios de la risperidona en ancianos
Sin embargo, estos medicamentos pueden presentar diversos efectos adversos muy característicos, como son los trastornos extrapiramidales (que en general se manifiestan como movimientos anormales), las caídas por bajadas de presión arterial o alteraciones en el riego sanguíneo cerebral. Por ello, el uso de estos fármacos debería restringirse al mínimo, especialmente en los pacientes geriátricos, que parecen presentar una mayor predisposición a sufrir hipotensión y una mayor sensibilidad a los efectos secundarios extrapiramidales.
Sin embargo, la experiencia clínica indica que la respuesta individual de cada paciente es muy distinta, de manera que el clínico, que conoce a cada paciente, evalúa en cada visita el beneficio/riesgo del uso de estos medicamentos, observando la presencia de posibles signos precoces de movimientos anómalos, determinando la presión arterial y controlando la función cardiaca, con lo que seguro que, si aparecen estos efectos secundarios, reducirá o interrumpirá el tratamiento.
Consulte al médico para segundas opiniones sobre risperidona
Concretando la respuesta, mi consejo es que hable con su médico sobre la valoración global de este tratamiento, porque las medidas a seguir pueden ser varias y bien distintas. Por ejemplo, si su padre presenta alguno de los efectos adversos arriba mencionados podría considerarse reducir la dosis o cambiar de antipsicótico. Por otra parte, si su padre presenta una buena tolerancia al medicamento, es mejor no suspenderlo. Piense que la supresión del mismo podría derivar de nuevo a un comportamiento agresivo, puesto que lo más probable es que la agresividad de su padre haya disminuido por el uso del medicamento. Existe una tercera opción, que el médico y usted podrían valorar, y es la de reducir la dosis de risperidona y observar si se mantiene la efectividad.