Mi madre con 80 años padece Alzheimer desde hace dos, y hay dos problemas principales a los que se tiene que enfrentar mi padre de 84 años que es la persona que la cuida. Uno de los problemas es su aseo personal, no se deja asear ni duchar. Otro problema es que no quiere ir al centro de Alzheimer, va 3 horas por la mañana y siempre pone excusas para no ir, se la va convenciendo pero se niega. Ella se da cuenta, y así lo expresa, de que los otros enfermos están muy mal y dice que ella, al no verse en ese estado, no pinta nada. No sabemos muy bien qué hacer, incluso si deberíamos forzarla un poquito cuando se niega a hacer las cosas.
Plantea dos situaciones que son bastante comunes en las personas con demencia. No por ello deja de ser importante lo que comenta, esperamos darle algunas orientaciones.
El tema del aseo personal es muy delicado, pues es un momento tan íntimo que suelen sentirse invadidos y de ahí su mecanismo de negación y evitación. Hay dos áreas que es necesario atender y que son distintas. Por un lado, las personas de su edad no tienen el habito de bañarse todos los días y sí semanalmente, que es como se hacía antes. Esto es un dato a tener en cuenta a la hora de establecer sus hábitos de higiene. Sin embargo, si le parece que no está suficientemente limpia y eso puede ser factor de riesgo para infecciones urinarias, por ejemplo, sí es necesario tomar medidas. Quizás sería posible que le ayudara en el baño alguna mujer (si tiene hija, nieta o incluso una auxiliar de ayuda a domicilio) y siempre, mientras sea posible, supervisar y facilitar la actividad. En ocasiones evitan el baño porque ya no recuerdan los pasos que hay que dar o se sienten inseguros a la hora de meterse en la ducha.
Respecto al tema de la asistencia al Centro de Día, mientras su oposición no sea inmanejable, es muy positivo que siga asistiendo. Aunque es verdad que algunos, dependiendo de su grado de deterioro, se dan cuenta del estado de las otras personas, también es cierto que es muy importante que mantenga contacto con otras personas, esté estimulada con actividades especialmente diseñadas y permita también a su padre tener un espacio de respiro. Igualmente, coméntelo en el Centro de Día, pues ellos le dirán cómo se adapta y qué actitud mantiene.
Finalmente, sería muy positivo que ambas situaciones se las comentara a su médico tratante, pues observamos que los pacientes mantienen con ellos una relación a la que asignan mucha autoridad y en estas situaciones pueden ser un importante apoyo.