Tengo a mi padre de 82 años con la enfermedad y no sé en qué fase está.
Es muy difícil señalar la fase en la que se encuentra su padre sin la información adecuada. A continuación, le señalo en términos generales cuáles son las fases de la enfermedad, aunque luego cada caso es único. En relación a lo que usted señala acerca de lo dormido que está su padre, sería positivo que se lo informara a su médico, pues quizás hay que revisar el tratamiento prescrito.
La enfermedad pasa por diferentes etapas, caracterizadas por un progresivo empeoramiento en la sintomatología. No hay un orden ni tiempo preciso en cuanto a los hechos que presentamos a continuación, pero de cierta forma es un mapa general para comprender mejor los síntomas. Se podría dividir en tres periodos:
- Leve: La persona enferma mantiene su autonomía y sólo necesita supervisión cuando se trata de tareas complejas, puesto que ocasionalmente se le olvidan algunas cosas o puede perderse, etc. Al principio, la pérdida de memoria puede pasar inadvertida o atribuirse a olvidos benignos, aunque con el tiempo pueden interferir en las actividades diarias como estar al tanto de la propia economía, seguir las instrucciones del trabajo, conducir o ir a la compra. Algunas personas son conscientes de las dificultades que tienen lo que les puede generar trastornos depresivos, frustración y ansiedad. Un cambio en el entorno habitual puede ser muy negativo en estas fases: los síntomas que han podido pasar inadvertidos se hacen muy llamativos cuando cambia de residencia o de rutina y se acentúan todos los síntomas. En relación a la memoria, se observa un paulatino deterioro: la persona olvida eventos recientes, puede no recordar que ya comió u olvidar la conversación que tuvo minutos antes. Surge desorientación de lo que lo rodea, no reconociendo bien el lugar donde está. Así, es muy común que la persona no recuerde dónde está el banco, qué dirección tomar para ir a lugares conocidos, etc. Otros ejemplos son el no recordar la fecha, ni el día ni el mes en que vive, no saber la hora que es o creer que, aunque es de mañana, para ella ya es de noche o viceversa.
Del mismo modo surge una disminución en la concentración y una fatiga cada vez más notoria. Se presentan cambios de humor y síntomas de depresión con apatía, pérdida de iniciativa y falta de interés. Es posible también que se muestre inquieta, agitada y ansiosa. Estos últimos síntomas suelen ocurrir al atardecer o durante la noche, provocando sobrecarga en sus cuidadores.
El lenguaje, las habilidades motoras y la percepción pueden mostrar menor deterioro. La persona enferma es capaz de mantener una conversación, comprende bien y utiliza los aspectos sociales de la comunicación (gestos, entonación, expresión y actitudes) en forma aún dentro de una cierta normalidad.
Esta primera etapa tiene una duración aproximada de 2 a 5 años.
- Moderada: La persona enferma depende de un cuidador para realizar las actividades de la vida diaria entre las que el autocuidado es especialmente importante (vestirse, lavarse, peinarse, comer). Las alteraciones cognitivas son muy obvias y ya no existen dudas sobre su diagnóstico. Es incapaz de trabajar, se pierde y se muestra confuso con facilidad. En esta etapa las normas sociales, el comportamiento de rutina y las conversaciones superficiales pueden conservarse y sólo cuando se le hacen preguntas dirigidas somos conscientes de sus dificultades. El lenguaje suele alterarse, sobre todo la capacidad de comprender lo que les decimos y la de dar nombre a los objetos. Aparece incapacidad para realizar actos motores secuenciales como vestirse, comer, hacer rompecabezas o copiar figuras geométricas. Hay dificultad para hacer cálculos sencillos o leer la hora.
En esta fase pueden aparecer alucinaciones y delirios y todos los aspectos de la memoria empiezan progresivamente a fallar. Comienzan a surgir problemas de afasia, apraxia y agnosia.
Por afasia se entiende dificultad en el lenguaje. Presenta dificultades para hablar, tanto en la producción como en la comprensión del lenguaje.
La apraxia se refiere a las dificultades que presenta para llevar a cabo funciones aprendidas. La persona no puede ni sabe cómo vestirse, Pueden presentar dificultades para utilizar los cubiertos.
La agnosia consiste en una pérdida de la capacidad para poder reconocer a las personas con las que convive. Y, aunque esta pérdida no es total, pues de cierto modo aún reconoce ambientes familiares y conserva la orientación personal (sabe su nombre, edad, lugar de nacimiento), sus desaciertos son cada vez más frecuentes.
Por otra parte, puede descuidar su higiene personal. Ya no se arregla como antes y pueden aparecer resistencias a la hora del baño.
Suele preguntar por personas que ya murieron (su papá, su mamá, su hermano) y todas estas imágenes que pasan por su mente, realmente le inquietan. Es posible que, entre otros motivos, tenga relación con una búsqueda de la seguridad perdida. Asimismo, el embotamiento o represión de emociones sumadas a la apatía empiezan a hacerse cada vez más evidentes.
La persona empieza a hacer actos repetitivos rayando en lo obsesivo. Vagabundea, recorre la casa por todas partes, revuelve cajones, ordena la ropa o los papeles varias veces al día.
Finalmente la capacidad para el pensamiento abstracto y la habilidad de cálculo desaparecen por completo.
Este estadio tiene una duración aproximada de 2 a10 años.
- Grave: la persona es completamente dependiente para todas las tareas básicas de la vida, necesita que le den de comer, que le limpien y que le muevan. En esta etapa pierden gran parte del contacto con el medio exterior y tienen grandes dificultades para comunicarse y responder a los estímulos externos.. A veces tienen comportamientos desinhibidos, agresivos o pasivos. Suele aparecer la alteración del patrón vigilia-sueño de forma que no duermen por la noche, tienen periodos de agitación durante estas horas y duermen durante el día. La rigidez muscular que va a pareciendo los conduce a lentitud y torpeza de movimientos.
La persona enferma de Alzheimer no reconoce a sus familiares y llega el momento en que llega a desconocer su propio rostro en el espejo. La personalidad que siempre acompañó a la persona puede desaparecer por completo.
Al final muchas personas enfermas de Alzheimer están rígidas, mudas, no controlan esfínteres y permanecen postrados en cama. A veces presentan contracciones musculares bruscas y breves, como pequeñas sacudidas de algunos grupos musculares o de todo el cuerpo, espontáneas o como respuesta a estímulos externos. Se aumentan los riesgos de complicaciones por infecciones, deshidratación, heridas por la inmovilización, desnutrición etc. De hecho la causa final de la muerte suele estar relacionada con alguna de estas complicaciones.
Rosa Mª Brescané
Representante de CEAFA. Comité Científico kNOW Alzheimer