Me gustaría saber si es bueno hablarles a los enfermos en un tono algo serio o enfadados, como si los regañaras.
Una persona con demencia es especialmente sensible al tono y en general al lenguaje no verbal, dado que el deterioro cognitivo, en muchas ocasiones, no le permite comprender el modo en que normalmente nos comunicamos. En general es preferible evitar regañarles; sin embargo, esto no implica que no se le puedan poner límites, especialmente si su conducta implica un peligro tanto para él como para otras personas. En estas circunstancias, usted puede expresar la necesidad de ese límite a través de un tono firme y seguro, normalmente este mensaje lo reciben claramente. Igualmente debe recordar que cualquier conducta que a usted le parezca brusca no es hecha intencionadamente y, por lo tanto, siempre es preferible utilizar la distracción u otras estrategias (música, paseo, cambio de actividad, etc.) para conseguir un cambio. La persona con demencia tiende a sentir mucho miedo, producto de la confusión y desorientación en la que se encuentra; procure siempre velar por su seguridad y tranquilidad.
A continuación le señalamos algunas actitudes que le sugerimos evitar:
1. Nunca discutas con el enfermo, ponte de acuerdo con él.
2. Nunca trates de razonar con él, distrae su atención.
3. Nunca le avergüences, ensálzalo.
4. Nunca trates de darle lecciones, serénalo.
5. Nunca le pidas que recuerde, rememórale las cosas y los hechos.
6. Nunca le digas “ya te dije”, repíteselo cuantas veces haga falta.
7. Nunca le digas “tú no puedes”, dile “haz lo que puedas”.
8. Nunca le exijas u ordenes, pregúntale o enséñale.
9. Nunca condesciendas, dale ánimos o ruégale.
10. Nunca fuerces, refuerza la situación.
Y, por supuesto, recuerde que no existe ni el cuidador ideal ni el cuidador perfecto. Esto es un proceso de aprendizaje que a veces se hace mejor y otras no tan bien. No se exija demasiado y permítase equivocarse, que eso también es de humanos.