Sé que no es muy frecuente, pero a veces, los médicos sobre todo de atención primaria, debieran ser más receptivos a las preocupaciones de los familiares. Mi marido con 59 años fue diagnosticado de Alzheimer, si yo hubiera tenido posibilidad de hacerle un PET dos años antes, hubiéramos ganado dos años. Se tiene demasiado en cuenta la edad, pero cada vez son más las personas con menos de 60 años que lo padecen. ¿Es verdad que es más rápido en pacientes más jovenes?
Sin duda tiene usted razón en que los médicos de Atención Primaria no siempre son receptivos a las preocupaciones de los familiares. Sin embargo, también constatamos que se van dando pasos importantes en la formación y en la sensibilización de los sanitarios sobre la Enfermedad de Alzheimer (EA). Una prueba de ello es este proyecto, Know Alzheimer, y la difusión y las repercusiones que está logrando.
Conseguir un diagnóstico temprano de la EA es importante, no tanto porque dispongamos de un tratamiento eficaz, sino porque es una oportunidad de aumentar los conocimientos sobre la enfermedad del paciente y de su familia, y de ir adaptando el ambiente a las repercusiones que irá teniendo la enfermedad, y a las decisiones que habrá que tomar en el futuro. Sin embargo, hoy día, no disponemos de pruebas específicas para el diagnóstico de la EA. Este diagnóstico se hace estudiando cuidadosamente las manifestaciones cognitivas y de otro tipo del paciente, y valorando con los resultados de pruebas complementarias, análisis y pruebas de neuroimagen, si la causa de la demencia puede deberse a otra enfermedad.
Usted alude a la realización de un PET (tomografía por emisión de positrones). Esta prueba analiza la actividad de las distintas áreas cerebrales, y con ella se ha comprobado que existe una correlación entre la localización cerebral de un déficit metabólico en pacientes con sospecha de enfermedad de Alzheimer y el tipo de deterioro cognitivo detectado a través de la evaluación neuropsicológica. Es una prueba que se ha utilizado en investigación, y cada vez se está integrando más en la práctica clínica, aunque no está disponible en todas las unidades. De todas maneras, es importante recordar que el resultado de la prueba tiene sentido en el contexto de la sospecha de EA, y que esa sospecha se confirma o no utilizando criterios clínicos, y no únicamente pruebas. Es probable que en poco tiempo los avances en la investigación puedan encontrar marcadores de la enfermedad con suficiente sensibilidad y especificidad como para que se modifiquen los criterios diagnósticos y seamos capaces de identificar la enfermedad antes.
Respecto a la cuestión de la edad, los pacientes que desarrollan una demencia antes de los 60 años son un número reducido de pacientes. La mayoría de los casos se producen después de esa edad. Este hecho no es una justificación para no estudiar a los pacientes más jóvenes, sino todo lo contrario, ya que en un paciente que presente deterioro cognitivo antes de los 60 años, es probable que se deba a una enfermedad distinta de la EA, y que esta enfermedad tenga una evolución distinta y un tratamiento distinto, por lo que es importante hacer el estudio correspondiente. La mayor agresividad de las demencias en pacientes jóvenes no depende tanto de la edad de inicio, sino de la causa que haya podido originar esa demencia, y si ha sido posible identificar esa causa.