Mi padre, de 74, años está diagnosticado de Alzheimer desde noviembre de 2011, aunque llevaba ya unos años con comportamiento «extraño». La valoración que han hecho neurólogo, geriatra, psicólogo y asistente social lo sitúan, a día de hoy, en un Alzheimer grado 1.
El problema que nos estamos encontrando es que mi padre está bebiendo vino (no otro alcohol) cada vez que puede, en casa hace incursiones al frigorífico cada dos por tres y está entrando en bares. Por supuesto, lo niega, y cuando no lo puede negar jura y perjura que no volverá a entrar, hasta la siguiente vez. Nosotros, los hijos, por lo que hemos visto en casa siempre, sospechamos que mi padre es alcohólico de hace años.
No sabemos qué hacer ante este panorama. Mi padre no reconoce ni su Alzheimer ni su alcoholismo. Vemos que se nos va de las manos y estamos valorando ingresarlo en alguna residencia especializada. ¿Qué podemos hacer?
Alzheimer y consumo de alcohol
En la primera fase de la enfermedad de Alzheimer muchas personas enfermas niegan sus síntomas por el miedo que implica el proceso de deterioro asociado. En el caso de su padre, además, se suma la elaboración del duelo necesaria tras el fallecimiento de su madre, lo que al parecer su padre también está evitando, además de resultarle más difícil al tener capacidades cognitivas deterioradas que disminuyen también su nivel de consciencia y capacidad de resolución de problemas.
El abuso de alcohol, aunque ustedes ya lo habían percibido con anterioridad, puede estar asociado a un trastorno del ánimo que se complica con todos los antecedentes que señala.
El consumo de alcohol, aunque sea vino, está contraindicado con la medicación prescrita a su padre pues puede potenciar los efectos en la medida que son metabolizados a nivel hepático que sumado al alcohol puede tener efectos contraproducentes. No obstante, por lo que señala, es difícil de controlar y se están exponiendo a un problema mayor.
La opción de institucionalización es muy personal y depende de la posibilidad que tenga la familia de controlar los factores de riesgo asociados a la demencia que, en su caso, parece que no es posible. También es verdad que provoca mucha culpa y dudas en la familia pues no siempre es lo que se desea.
Le sugiero que primero vea si es posible evitar que su padre salga solo a la calle y esté más acompañado, como también que asista a algún centro de día en el que esté más estimulado y controlado. Si esto no fuera posible, no es descartable la opción de institucionalizar siempre y cuando reciba la visita de sus seres queridos y se adapte adecuadamente para lo que tanto ustedes como él necesitarán un tiempo.
Rosa Mª Brescané
Representante de CEAFA. Comité Científico kNOW Alzheimer