Una demencia es una pérdida de funciones mentales que afecta a la capacidad para realizar las actividades diarias. Inicialmente se verán alteradas aquellas actividades más complejas (podrá tener dificultades con el manejo del dinero, de la medicación que se debe tomar…) y más adelante, otras actividades más sencillas, como por ejemplo, el cuidado personal. Estas dificultades implican que una persona con demencia progresivamente necesitará ayuda en tareas conocidas. Por lo tanto, y por definición, tendrá problemas para desempeñar tareas nuevas (porque ya tiene dificultades en las antiguas). Los familiares pueden tener dudas para saber qué actividades pueden beneficiar a una persona con demencia para que se mantenga activa, ya que puede perder el interés en gustos y aficiones que tenía antes del inicio de la enfermedad y a veces es difícil saber qué se le puede proponer o qué puede apetecerle hacer para seguir estando activa. En este sentido, los hospitales de día de estimulación cognitiva son un buen recurso para que una persona con demencia se mantenga activa, ya que ofrecen actividades adaptadas a sus capacidades.
Características de los hospitales de día de estimulación cognitiva para personas con demencia
Un hospital de día es un recurso asistencial en el que se realizan tratamientos que no pueden hacerse en consulta externa, pero para los que tampoco es necesario que la persona ingrese. Hay diferentes tipos de hospital de día en función del servicio que ofrecen (hospitales de día oncológicos, hospitales de día de salud mental para pacientes psiquiátricos…). El hospital de día al que hacemos referencia en este post es el de estimulación cognitiva para personas con demencia.
Cada centro tiene sus propias características, pero a nivel general, los hospitales de día de estimulación cognitiva son recursos ambulatorios (los pacientes no están ingresados) especializados en la atención a personas que tienen demencia leve o leve-moderada. Estos centros aplican medidas no farmacológicas (sin pastillas), como tareas de estimulación cognitiva, con ejercicios de atención, de memoria, de lenguaje…
También se ponen en práctica algunos quehaceres de la vida diaria, mediante algunas actividades en relación con la compra, la cocina, la gestión del dinero, el manejo del teléfono…, así como talleres de psicomotricidad donde se trabajan aspectos de movilidad y de coordinación motora, mediante ejercicios de gimnasia muy suaves. Todas estas actividades se hacen en grupos homogéneos, facilitando y potenciando así la interacción social, aunque algunos hospitales de día también pueden ofrecer atención individualizada. En un hospital de día, todas estas actividades las imparten profesionales especializados en demencias (pueden ser auxiliares de enfermería, psicólogos, terapeutas ocupacionales…). Las actividades tienen en cuenta las dificultades de los pacientes, de forma que puede darse más o menos apoyo en función de la ayuda que necesita la persona a la hora de realizarla. Además, otra de las funciones de los profesionales es la de aportar información, formación y asesoramiento a los familiares con el objetivo de mejorar su calidad de vida. De hecho, el objetivo final de la atención en un hospital de día de demencias es el de mejorar la calidad de vida del paciente y del cuidador. Entre otros objetivos de los hospitales de día, está el de mantener las funciones cognitivas, intentando enlentecer el proceso de deterioro.
A diferencia de otros centros, los hospitales de día de estimulación cognitiva cuentan con la ventaja de que, generalmente, los pacientes son valorados al principio con el objetivo de saber cuál es su estado cognitivo (cómo está su memoria, atención, lenguaje…, qué tipo de fallos tienen), emocional (si tienen síntomas de depresión, ansiedad u otros) y conductual (si tienen algún cambio de comportamiento que pueda atribuirse a la demencia, como por ejemplo, que estén más irritables y susceptibles). No solo se valoran estos aspectos, más ligados a la enfermedad, sino que también se puede recoger información de su historia de vida, su capacidad funcional (en qué actividades diarias tienen dificultades), o su rutina actual (qué hacen un día normal), de forma que se tiene una visión muy precisa de la persona con demencia y de su entorno. Toda esta información es relevante para determinar qué grupo de terapia es más adecuado y para planificar su tratamiento, teniendo en cuenta tanto sus dificultades como (sobre todo) sus capacidades conservadas, ya que se intenta que los grupos sean lo más homogéneos posibles.
La frecuencia de asistencia es variable en función del centro. Hay centros con terapia a días alternos (por ejemplo, martes y jueves), en turno de mañana o de tarde, en un horario fijo (el paciente siempre irá a un turno determinado y a un grupo determinado) y con actividades fijas dirigidas por los profesionales (por ejemplo, en la primera hora se hace estimulación cognitiva y en la última hora –cuando el paciente está más cansado– se hacen actividades más creativas o de ocio).
La duración de la estancia total en hospital de día es distinta entre centros; varía en función de cada territorio. Como la demencia es una enfermedad crónica, los hospitales de día son recursos que deberían ser continuos y no limitados a un tiempo, aunque esto no es posible debido a una gran demanda. Cada centro tiene sus criterios de ingreso, de permanencia y de alta. También tiene cada centro su propio circuito de derivación. Para saber qué recursos tiene usted en su comunidad y de cuáles puede beneficiarse su familiar con demencia, puede acudir a su trabajador social de referencia.
Acudir a un hospital de día de estimulación cognitiva activa y estructura la rutina, promociona el contacto social y mejora la calidad de vida.

Noemí Cerulla

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